Si estás leyendo este apartado, te estás planteando iniciar un proceso terapéutico. La respuesta vendría en forma de más preguntas…:
– ¿hay algún aspecto de tu vida que te gustaría mejorar?
– ¿hay alguna emoción que no acabas de saber gestionar?
– ¿tienes estrés, ansiedad, miedos, depresión…?
– ¿tienes alguna problemática en el presente o pendiente del pasado?
– ¿quieres mejorar alguna de tus relaciones?
– ¿necesitas aligerar tu «mochila» personal?
– ¿quieres conocerte en profundidad y ser tu mejor versión?
Cualquiera de estas preguntas por sí sola constituye un buen inicio.
En Terapia Gestalt consideramos que cualquier punto de partida es válido, y el proceso puede iniciarse tanto desde la necesidad de resolver algo en concreto como desde el interés en el propio crecimiento sin tener ninguna problemática determinada. Realizar un proceso terapéutico es beneficioso para cualquier persona en cualquier momento de su vida.
Lee aquí más testimonios de clientes
El objetivo de cualquier persona es realizarse y vivir de forma plena. El conocerte a tí mismo/a te acerca a ese objetivo: saber cuáles son tus verdaderas necesidades y deseos, cuáles son los aspectos que puedes mejorar, aprender a gestionar tus emociones, ver qué partes de tí entorpecen el realizarte plenamente, darte cuenta de tus patrones de comportamiento ocultos, de tus creencias limitantes… Esta frase de Carl Jung lo define a la perfección: «Quien mira hacia afuera, duerme, y quien mira hacia adentro, despierta»
ALGUNOS PUNTOS DE PARTIDA PARA INICIAR UN PROCESO TERAPÉUTICO
1. NECESITO SOLUCIONAR UN PROBLEMA CONCRETO
Todos atravesamos en algún momento de la vida circunstancias y situaciones difíciles de gestionar. Dificultades en una relación, problemas de pareja, un proceso de enfermedad, un duelo o un momento complicado que necesitamos resolver de la manera más sana, consciente y rápida posible.
2. QUIERO GESTIONAR MEJOR MIS EMOCIONES
Ansiedad, miedos, tristeza, enfado, estrés, soledad, poca motivación, baja autoestima, inseguridad, tensión, bloqueos… Las emociones suelen ser la principal causa de malestar, por lo que aprender a gestionarlas correctamente es una herramienta imprescindible para que dicho malestar no se cronifique o desemboque en problemas mayores. El proceso terapéutico nos facilita adquirir nuevos recursos para aumentar nuestra inteligencia emocional.
3. ESTOY BIEN PERO PODRÍA ESTAR MEJOR
Sin tener ningún problema importante, sientes que no estás bien al 100%, que estás viviendo «a medias” o que podrías estar mejor. En este grupo entran también aquellos/as que sienten una cierta insatisfacción indefinida, sin poder identificar muy bien la causa. Si existe una de estas sensaciones y no se actúa a tiempo, se corre el riesgo de caer en la resignación, en el “ir tirando”: si esta conformidad perdura en el tiempo, dicho malestar puede llegar a normalizarse. No resignarse y pasar a la acción, es un acto de coraje que equivale a creer en las propias capacidades, en la posibilidad de estar mejor de lo que estamos, y a sabernos merecedores de vivir una vida plena.
4. ME GUSTARÍA CONOCERME MEJOR, DESCUBRIR Y POTENCIAR MIS RECURSOS
Todos y cada uno de nosotros (independientemente de que estemos más o menos satisfechos con nuestras vidas o maneras de ser) tenemos patrones de comportamiento ocultos y muy arraigados que se esconden detrás de cada uno de nuestros pensamientos, emociones y actos. Estos aspectos pueden revisarse desde un nuevo punto de vista, y una vez trabajados, proporcionarnos la libertad real de elegir, aprendiendo a distinguir qué actitudes son las más sanas para nosotros y cuáles no, tomando de verdad las riendas de nuestra vida.
Cualquiera de estos puntos es un buen comienzo para iniciar un proceso de crecimiento que te llevará a conocerte mejor y adquirir recursos para vivir con más libertad, plenitud y conciencia, a aligerar tu “equipaje” para, en definitiva, estar mejor.