Alrededor de las relaciones de pareja existen algunos mitos del amor que generan confusión y muchas expectativas irreales. Si nos basamos en ellos de forma más o menos consciente para construir nuestras relaciones, corremos el peligro de caer en mecanismos perjudiciales que pueden incluso llegar a romperlas.
Los mitos del amor que analizamos a lo largo de estos tres artículos son los siguientes:
— Primera parte: 1- Mi pareja me tiene que hacer feliz / 2- Sin ti no soy nada / 3- El amor puede con todo / 4- El amor es para siempre
— Segunda parte: 5- La media naranja / 6- Si me conoces, sabes lo que necesito / 7- El amor duele / 8- Si nos queremos no habrá conflicto
— Tercera parte: 9- El amor hará todo el trabajo / 10- Buscar La relación perfecta / 11- Todo juntos / 12- El amor es ciego
Hoy vamos a revisar las cuatro primeras de esta lista de creencias para ver cómo podemos evitarlas y vivir nuestras relaciones de una manera más sana y consciente. Antes pero, un breve comentario sobre el origen de casi todos estas ideas equivocadas: el modelo del amor romántico.
Los mitos del amor romántico, aún vigentes en nuestra sociedad, han creado muchas falsas creencias sobre cómo debería ser una relación de pareja: el amor incondicional, la necesidad de completarnos con otro, que «hay» que estar en pareja, etc… estas ideas no han hecho más que construir relaciones desiguales y con bases muy poco sanas, reforzándose durante generaciones a través de elementos culturales, sociales e ideológicos.
El amor romántico también ha hecho que las mujeres sean educadas para colocar las relaciones de pareja en el eje central de sus vidas, a partir del que articular el resto de elementos. El origen lo encontramos en que ellas han estado tradicionalmente ligadas a la familia y a la crianza: encontrar novio, casarse, tener hijos, educarlos, etc… Los hombres han estado principalmente dedicados a la vida laboral y social con permiso para desarrollarse en otros ámbitos no relacionados con la familia y la pareja, por lo que suelen vivir sus relaciones como un elemento más de sus vidas.
El amor romántico nos dice que somos seres incompletos y carentes si no estamos en pareja
Esta manera de ver las relaciones contribuye a que la mayoría de mujeres y muchos hombres, a día de hoy, sigan funcionando de forma inconsciente en base a muchos de estos mecanismo amorosos y relacionales. Los mitos del amor romántico nos afectan y limitan a todos, pero son las mujeres las que salen claramente perdiendo en este terreno.
Actualmente y para suerte de todos, hay muchas personas dedicadas a tratar, informar y combatir sobre los prejuicios del machismo y el amor romántico, como por ejemplo la escritora Coral Herrera, en busca de la construcción de relaciones mucho más sanas e igualitarias.
La mayoría de los mitos del amor que revisamos a continuación derivan de esta concepción romántica del las relaciones afectivas, que defiende que somos seres incompletos y carentes que sólo conseguirán la felicidad y la realización en la unión con otra persona.
Este mito sobre el amor sitúa al otro como la fuente principal de la propia felicidad, poniendo en manos ajenas la responsabilidad de estar bien. Por otro lado, si sentimos la obligación de hacer feliz a nuestra pareja y tenemos la idea de que su bienestar depende de nosotras, también nos estamos responsabilizando de algo que no nos corresponde.
Si yo soy feliz, si me ocupo de mi propio bienestar, lo podré compartir con otra persona. Sobre mi felicidad personal, se añadirá la que me produzca compartirme con quien elija, porque cada una somos responsables de nosotras mismas. Mi presencia contribuye a tu felicidad y tu presencia contribuye a la mía, pero no puede depender de ella.
No podemos entregar la llave de nuestra felicidad a otra persona
Los seres humanos necesitamos construir relaciones significativas que aporten apoyo, pertenencia, vínculos y emociones positivas a nuestras vidas. A pesar de algunos estilos recientes de pensamiento que confunden necesidad con dependencia y nos instan a ser totalmente autosuficientes, la realidad es que las personas nos necesitamos. La relación de pareja, por lo tanto, puede ser un elemento importante en nuestro bienestar y felicidad, pero no podemos entregar la llave de nuestra felicidad a otra persona, en este caso a una única persona.
Todas y cada una de nosotras tenemos una gran capacidad amorosa, queremos y nos relacionarnos con muchas personas a la vez: amigos, familiares, compañeros… ampliar nuestra visión de lo amoroso nos ayudará a enfocarnos no sólo en la relación con la pareja como fuente de bienestar sino en todas nuestras relaciones, sean de la naturaleza que sean.
Aunque este título quede bien en algunas canciones, en el mundo real es una llamada a la dependencia y a la necesidad neurótica. Esta creencia repite el vínculo madre-hijo que en la edad adulta debe romperse para preservar la autonomía y la capacidad de cada uno de los miembros de la pareja.
El amor romántico nos dice que necesitamos a otra persona para «ser», para existir. Estemos solteros (no confundamos estar solteros con estar solos) o tengamos pareja, somos seres completos por nosotros mismos. Lo mejor sería plantear el título de otra manera: «sin ti también puedo vivir, pero elijo estar contigo», «sin ti estaré triste un tiempo pero lo superaré», «a parte de tu pareja soy otras cosas «…
Las personas con tendencia a usar esta expresión o alguna similar de forma directa, lo suelen hacer con la intención (más o menos consciente) de manipular para conseguir lo que quieren, hacerse las víctimas, crear sentimiento de culpabilidad y traspasar sus responsabilidades a la pareja.
Sin ti también puedo vivir, pero elijo estar contigo
Si más que un reclamo hacia el otro es un pensamiento propio, puede ser señal de una autoestima dañada, o nacer de la sensación de que no puedo sostenerme ni desenvolverme por mí misma. En una ruptura, por ejemplo, se da un separación no sólo de la otra persona, sino de quién soy con la otra persona y de todos los momentos, espacios, rutinas y experiencias vividas. Desprenderse de ello puede vivirse como un «sin ti no soy nada», aunque en realidad supone un duelo, una dolorosa despedida de la vida que teníamos juntos.
La idea de que el amor por sí solo es suficiente y que podrá con todo es muy romántica… y también muy irreal. Aunque sea la base imprescindible en toda relación sana, por desgracia hacen falta muchas más cosas que amor para que una pareja funcione: buena comunicación, atracción, una visión parecida sobre aspectos importantes de la vida, interés genuino en el bienestar del otro, que los defectos sean compatibles, igualdad de rango… Son algunos de los elementos sin los que será realmente complicado que una relación de pareja vaya bien.
La relación de pareja es en sí una entidad viva que se desarrolla y cambia según las experiencias que vayamos teniendo. Estos cambios influyen en nuestra vivencia como pareja y pueden llegar a ponerle fin.
El miedo a quedarnos solos o la idea equivocada de que la pareja tiene que mantenerse pase lo que pase, puede atarnos para siempre a la infelicidad. El «te quiero para siempre» en realidad vendría a decir lo siguiente: «yo me comprometo a estar contigo pase lo que pase, aunque dejemos de querernos, aunque sea infeliz, aunque me trates mal… y me traicionaré a mí misma quedándome hasta el final de mis días» . En otras palabras: si hace falta seré infeliz de por vida por un juramento mal interpretado.
Ni la facilidad con la que en la era del amor líquido se consume una relación tras otra en busca de «alguien mejor», ni la resignación de continuar por deber, miedo o culpa en una relación que no funciona. El punto medio está en trabajar las diferencias y tratar de solucionar los problemas desde el compromiso con uno mismo y con el otro, manteniendo la atención en las propias necesidades y emociones y siendo consecuentes a ellas.
En próximos artículos continuaremos analizando mitos relacionados con el amor en pareja. ¿Te ha resonado alguno de los de hoy?