¿Cuántas veces ante una situación desconocida te has puesto en lo peor y has imaginado un resultado que luego no fue para tanto? ¿Cuántas has creído que estaban pensando mal de ti? ¿Y cuántas has juzgado negativamente las acciones o palabras ajenas sin conocer realmente sus motivaciones? Algunas situaciones en las que frecuentemente se activan estos mecanismos son:
– Al conocer personas nuevas o iniciar una relación personal
– Cuando siento miedo
– Al dudar de mis capacidades y recursos
– En situaciones desconocidas
– Cuando imagino qué piensan o dicen los demás sobre mí
– Al abandonar mi zona de confort para realizar algún proyecto o actividad nueva
– Cuando juzgo el comportamiento de alguien
– Ante una situación que me resulta difícil de gestionar
La actitud con la que nos enfrentamos a algo es determinante, y tiene gran influencia en el resultado final. A pesar de que la situación no acabe como te habría gustado, las predicciones negativas sólo han servido para aumentar tu malestar, inseguridad o ansiedad y acabar enfrentándote a ella con menos recursos y energía.
En resumen: el pensamiento te ha empujado hacia el resultado que temías. Es el efecto conocido como «profecía autocumplida», que se refuerza cuando después del mal resultado, aparece un pensamiento confirmatorio «ha pasado lo que me imaginaba».

¿CÓMO EVITARLO?
Irnos al extremo contrario tampoco es una buena opción. Para las personas más negativas será bueno aprender a imaginar opciones más favorables y confiadas, sí, pero el punto justo siempre reside en el equilibrio.
Crear expectativas de color rosa en las que todo el mundo es extraordinariamente bienintencionado y todo saldrá como nos gustaría, también nos lleva a una desconexión de la realidad y una visión ingenua del mundo.
Ante algo que desconocemos, lo más sano es centrarnos en lo obvio. ¡Lo evidente es nuestro aliado! ¿Qué es lo obvio? Que no sabes. En realidad sólo estás dejándote llevar por tu preocupación, tus miedos, juicios o inseguridades. Cualquier especulación que hagas, sobre todo hacia lo negativo, es una fantasía que producirá todo tipo de emociones desgastantes.
Observa lo evidente de la situación: que lo real, la verdad, es que no sabes qué resultado vas a obtener, qué piensa esa persona de ti, qué puede motivar a alguien a actuar de una determinada manera, etc…
El simple hecho de darte cuenta de lo fantasioso de ese pensamiento, te ayudará a poner el marcador a cero y a abrirte a la experiencia de una manera mucho más real, neutra y sana.
Te proponemos un pequeño ejercicio: elabora tu propia lista, parecida a la que hemos hecho más arriba, con situaciones susceptibles de despertar en ti estos contenidos negativos.
La próxima vez que te ocurra, cuando aparezca un «piensa mal y acertarás», para. Tómate un momento, respira profundamente y pregúntate: ¿qué es lo obvio?. Vuelve desde ahí a lo que es real, tomando conciencia de que lo demás es producto de tus miedos, proyecciones, suposiciones o los juicios que haces sobre los demás.
Si tienes tendencia a este tipo de contenido mental o sientes que está afectando tu vida, te recomendamos buscar ayuda profesional. Además, puedes realizar algún tipo de actividad como la meditación o el mindfulness, que ayudan a calmar la mente y desidentificarse de los propios pensamientos.
-imagen de portada de Diego PH