¿Ghosting en terapia: qué es?
En la era de whatsapp, la comunicación se ha vuelto (a veces demasiado) inmediata. Las ventajas de estas nuevas fórmulas tan rápidas y directas es evidente, pero también resulta innegable que están perjudicando la calidad de nuestra comunicación. Aunque sea una práctica habitual que casi ya forma parte de nuestra cultura, hay interacciones que nunca deberían sustituirse por unos mensajes de whatsapp.
En este momento en el que las relaciones son más superficiales que nunca, son todavía mayores las dificultades para conectar con otros seres humanos de forma profunda y crear vínculos más allá de intereses inmediatos. En este artículo comentábamos cómo estas formas de contacto indirecto son el caldo de cultivo perfecto para todo tipo de suposiciones, fantasías y malas interpretaciones, además de generar malestar psíquico y emocional.
GHOSTING: DESAPARECER COMO UN FANTASMA
Se entiende como ghosting el hecho de desaparecer de la vida de una persona dejando de comunicarse con ella de forma más o menos súbita. En el ghosting se corta la relación sin dar explicaciones, dejando de contestar mensajes, llamadas, etc… Por desgracia ésta es una práctica cada vez más frecuente que puede generar en la víctima profundos sentimientos de incomprensión, frustración y dolor dependiendo de la duración y profundidad de la relación con el/la «ghoster».
La era de las interacciones virtuales ha contribuido a incrementar la ya dificultosa tarea de confrontar ciertas cosas cara a cara. Los mensajes de texto muchas veces sirven para tapar nuestras carencias emocionales y comunicativas, y ahorrarnos las incomodidades de un encuentro real y directo con el otro. Dar malas noticias, expresar cosas embarazosas, hablar sobre asuntos emocionales e incluso dejar relaciones de pareja ha pasado a ser menos molesto gracias a whatsapp.
Las razones que pueden llevar a una persona a hacer ghosting pueden ser muchas: desinterés, miedo a un enfrentamiento, indiferencia, tener pocas habilidades emocionales… También puede emplearse como forma de castigo o desprecio. Lo cierto es que esta actitud pone de manifiesto una evidente cobardía, inmadurez, poco respeto y falta de empatía hacia los sentimientos de la otra persona.
EL GHOSTING EN TERAPIA
La relación terapeuta-cliente tampoco se salva de estos desaires virtuales. Faltar a citas sin avisar, abandonar la terapia por whatsapp o email o desaparecer del mapa sin ninguna explicación son casos con los que las terapeutas nos encontramos cada vez con más frecuencia.
Aunque cada profesional tiene sus propias pautas (te recomendamos aclararlas bien al iniciar tu proceso), a continuación te ofrecemos algunas normas que suelen ser las más habituales en cuanto a los acuerdos de asistencia en terapia:
-SI NO PUEDES ACUDIR A UNA CITA-
– COMUNICA TU FALTA
Avisa al menos con 24h de antelación para que tu terapeuta pueda disponer de esa hora para visitar a otra persona que lo necesite.
– RESPONSABILÍZATE
Si no has tenido una emergencia y has faltado a tu sesión sin avisar al menos un día antes, debes abonar la sesión. Tu terapeuta no es responsable de tu despiste / mala gestión del tiempo / reunión de última hora. El abono de la sesión no anulada es un ejercicio de responsabilidad personal y respeto hacia el profesional. Cada sesión, además, genera unos gastos de alquiler de sala, a parte de la pérdida económica que representa perder esa hora.
Si el descuido es al contrario y es él/ella quien no acude a la sesión por olvido o mala organización, tu terapeuta se responsabilizará de ello no cobrándote el siguiente encuentro.
-SI QUIERES DEJAR LA TERAPIA-
Aunque lo deseable es que siempre haya un alta consensuada entre terapeuta y cliente/a (y por descontado después de realizar el proceso terapéutico completo), tienes derecho a dejar tu terapia cuando lo desees. Para tu alta unilateral, no obstante, ten en cuenta los siguientes puntos:
– COMUNÍCALO EN UNA SESIÓN
En un proceso terapéutico sobre todo se establece una relación humana. En esa relación se promueve una comunicación sana, directa y honesta como trabajo terapéutico para que el cliente pueda hacerla extensible al resto de sus relaciones. Comunicar cara a cara que quieres dejar el proceso también es un ejercicio de madurez, responsabilidad y respeto hacia el profesional.
– REALIZA UNA SESIÓN DE CIERRE
Una vez comunicado el deseo de finalizar, es importante hacer una última sesión de cierre para poder darle forma al final del proceso. En ella podréis comentar qué razones te han llevado a tomar esta decisión (algunas veces el deseo de terminar la terapia responde a algunas resistencias que forman parte del propio proceso y que es positivo revisar).
El objetivo de este último encuentro es realizar una revisión de lo trabajado; ver qué te llevas, qué has descubierto de ti misma, qué ha quedado pendiente…Tu terapeuta también te comentará algunas cosas importantes, como recomendaciones sobre temas a trabajar, posibles derivaciones a otras profesionales, feedback sobre el recorrido realizado, comentarios sobre temas concretos, etc… Todo ello resulta imprescindible para realizar un buen cierre terapéutico.
Y no olvidemos algo esencial: sois seres humanos que se han relacionado de forma cercana durante un tiempo. Os habéis sentado uno frente al otro con la intención de lograr un crecimiento hacia la salud… ¿No merece eso una despedida cara a cara, y quizás también un buen abrazo?
— No fomentemos las relaciones frías, superficiales, interesadas y desvinculadas de lo profundo. Sea tu terapeuta, tu pareja, tu compañera de trabajo, tu familiar, tu amigo… habla cara a cara y no por mensaje los temas emotivos o importantes. Exprésate de forma directa, asertiva y clara, sé honesto con lo que sientes y respetuoso hacia los sentimientos de los demás. Será una muestra de sensibilidad, respeto y madurez que os hará bien tanto a ti misma como al otro.