«Del revés» nos enseña el maravilloso, complejo y a veces loco mundo de las emociones. Las protagonistas de esta divertida historia son Riley, una niña de 11 años, y las cinco emociones que están al mando de sus decisiones y experiencias durante la difícil transición de la infancia a la adolescencia, agravada por el cambio de ciudad que realiza junto a sus padres.
A partir de nuestra visión y enfoque profesional, vamos a comentar algunos puntos que nos parecen interesantes y a enumerar algunas de las enseñanzas que creemos que puede extraerse de esta educativa y genial película. (Resulta casi imposible analizar una película sin revelar parte de su contenido, te avisamos: vienen spoilers)
Existen muchos corrientes psicológicas con distintas opiniones sobre cuáles son las emociones básicas, que se definen como aquellas principales de las que derivan las demás emociones (por ejemplo: de la tristeza derivan la añoranza, el desánimo; del miedo la desconfianza, la culpa…)
En el caso de la película, han optado por la tristeza, la rabia, el miedo, la alegría y el asco. Según el enfoque psicológico que han escogido faltaría una más, la sorpresa, que al parecer fue descartada por los directores por no dar demasiado juego en la historia.
la única considerada «buena» de las cinco, es la encargada de hacernos sentir bien y de mantener un estado de ánimo positivo. Es expansiva y favorece el contacto con los demás.
No sólo es «positiva»: por ejemplo cuando no es auténtica, cuando nos «forzamos» a estar bien o cuando no somos capaces de aceptar las demás emociones.
En la película: es la que está al control la mayor parte del tiempo. Incluso cuando no está presente, parece que las demás emociones se esfuerzan por actuar como lo haría ella.
la única de todas que permite el «descanso», el «dejarse ir»,
es una emoción de recogimiento que aparece cuando sentimos dolor.
No sólo es «negativa»: La tristeza es una de las emociones más evitadas, pero es necesaria para elaborar pérdidas, cerrar etapas y gestionar el inevitable dolor que sentiremos a lo largo de la vida.
En la película vemos una clara «fobia» a la tristeza, los demás personajes se pasan todo el tiempo apartándola para que no «estorbe», evitando que tome el mando y que toque los recuerdos de Riley.
La ira es una emoción expansiva que se genera cuando nace la necesidad (justificada o no) de defendernos de algo, cuando nos sentimos heridos, tratados injustamente o cuando no podemos conseguir algo que deseamos.
No sólo es «negativa»: A pesar de ser otra de las emociones más censuradas socialmente, la rabia nos sirve para defendernos y poner límites. Su expresión es muy necesaria, entre otras cosas, para evitar que «nos traguemos» el enfado y que éste se vuelva en nuestra contra. En la película está representada por este personaje de color rojo al que le arde la cabeza cuando se enfada (más)
Es una emoción de autoprotección que aparece cuando
nos sentimos en peligro, sea real o imaginario, físico o emocional. Nos empuja hacia la huida, y a la inmovilidad y la duda.
No sólo es «negativa»: el miedo es necesario para la supervivencia y para gestionar situaciones de peligro real. En su correcta medida nos ayuda a actuar con prudencia y a evitarnos daños.
En la película: se encarga de proteger a Riley y está representado por este personaje aprensivo, nervioso y delgaducho de color lila
es la respuesta a una sensación de repugnancia que nos hace sentir rechazo hacia un objeto o idea.
No sólo es «negativa»: Nos ayuda a tener hábitos saludables e higiénicos
En la película: se encarga de que la niña no «se envenene» y de evitar comportamientos inadecuados o socialmente rechazados
Tristeza, la gran marginada durante toda la historia, es la que tiene la clave para que Riley pueda expresar, compartir y atravesar el dolor que siente. La niña pasa toda la película sin aceptar su dolor, y hasta que no aparece la tristeza y la expresa, no puede descansar ni «dejarse ir» apoyándose en sus padres. En ese momento, Riley puede empezar a elaborar el duelo de la pérdida de su antigua vida.
En un reconocimiento de la importancia que tiene gestionar y expresar el dolor, el personaje de Tristeza dice: «Llorar me ayuda a relajarme y no obsesionarme con el peso de los problemas de la vida»
Es necesario permitirnos sentir la tristeza para poder atravesarla, si la negamos o no la gestionamos correctamente, quedamos «atrapados» en ella. Cuando evitamos sentir tristeza, ésta permanece oculta pero sigue presente, esperando su turno a ser reconocida. Expresarla y aceptarla es imprescindible para poderla vaciar, atravesar el dolor y continuar nuestro camino.
Una excelente metáfora sobre la fobia a la tristeza ( y también a la rabia) existente en la sociedad actual, es que en realidad la que origina todo el problema es Alegría y su afán por estar siempre al mando del estado emocional de Riley. Actualmente hay una presión social atroz por estar siempre bien, ser felices y esconder emociones menos agradables.
La película nos enseña que todo se desequilibra cuando se «fuerza» estar alegre, el «estar bien», evitando o escondiendo las emociones más «feas». Si bien tener una actitud alegre está bien, cuando es lo único que somos capaces de aceptar se convierte en una máscara vacía y falsa que resulta muy perjudicial para nuestro bienestar y que en realidad lo que hace es limitar nuestra existencia.
En Bcn Gestalt siempre insistimos en que la realidad es como cada uno la ve, aspecto que queda reflejado en la película: todo se vuelve gris, amenazante y negativo, incluso sus recuerdos más alegres, cuando Riley se siente confusa y deprimida.
En un momento de la película, Alegría tropieza con unas cajas tirando su contenido. Una de las cajas contiene hechos y la otra opiniones, y cuando intenta ordenarlas, dice: «Vaya, todos estos hechos y opiniones se parecen tanto entre sí que no consigo distinguirlos» a lo que Tristeza contesta: «sí, es algo que pasa mucho»
Esta escena que puede llegar a pasar desapercibida, en realidad da una explicación genial sobre el origen de las creencias, a las que en terapia Gestalt llamamos introyectos. Cuando transformamos una opinión o un juicio en un hecho incuestionable (por ejemplo «mostrar rabia es malo«, «todos los hombres son iguales» o «nada me sale bien«) estamos creando un condicionante, una creencia que nos acompaña y que puede llegar a limitar mucho nuestra vida.
En realidad, todos tenemos muchos introyectos (positivos y negativos) por lo que realizar un trabajo personal para distinguir cuáles me favorecen y cuáles me he «tragado» sin darme cuenta (porque me los han transmitido mis padres o la sociedad, por ejemplo), resulta muy liberador. Puedes leer más sobre introyectos en este enlace.
Existe una tendencia general a clasificar las emociones en «positivas» o «negativas» según lo que nos hacen sentir. Nosotros preferimos llamarlas «dulces» y «amargas» puesto que en realidad no son ni buenas ni malas, todo depende de cómo las gestionamos y para qué las utilizamos, todas son necesarias y aparecen por una razón, para traernos un mensaje. En este enlace encontrarás un artículo sobre gestión emocional.
En la escena final, los 5 personajes tienen un papel primordial para la solución del problema. Gracias a la intervención y a la colaboración de todos ellos, Alegría y Tristeza logran entrar de nuevo en la sala de control de la niña después de estar perdidas durante la mayor parte de la película.
Cuando somos niños nuestras emociones son más puras y extremas, y a medida que vamos creciendo se combinan entre sí, volviéndose más complejas. Con la madurez llega un mayor equilibrio emocional y también una mayor represión a nivel social. En la película lo vemos representado así en las cabezas de los padres:
En el caso de la madre, la que preside la mesa es Tristeza, y en el del padre, Ira
Ver «Del revés» es una buena oportunidad para hacer una reflexión personal sobre tu propio mundo emocional: ¿cuál crees que es la emoción que está al mando en tu «torre de control»? ¿Hay alguna que evitas más que otras? ¿Cuál te cuesta más expresar y cuál te resulta más fácil?
Aunque en la etapa adulta las emociones tienden a equilibrarse, la influencia de la sociedad y sobretodo de la educación recibida en casa, tiende a censurar unas y a fomentar otras. Este desequilibrio hace que se creen patrones de comportamiento que a veces resultan complicados de desenmascarar.
Recomendamos esta película para adultos, niños y toda clase de público. Esperamos que contribuya a una mayor conciencia e información sobre la gran importancia de reconocer y gestionar correctamente las emociones y que, como padres y madres, nos ayude a pensar dos veces antes de decir a nuestras hijas: «no llores«, «no te enfades«, «tienes que ser una niña buena»...
Si tienes hijos, «del revés» es una excelente oportunidad para que les ayudes a identificar sus emociones. Puedes preguntarles qué emoción está al mando en determinados momentos, qué és lo que necesitan hacer con ella, etc… Eso les ayudará a expresarlas y a perderles el miedo a aquellas que les cueste más gestionar.
*todas las imágenes pertenecen a Disney Pixar