¿Estás de vacaciones o a punto de iniciarlas? Aunque sea un momento muy esperado, no siempre tenemos actitudes que nos facilitan desconectar y aprovecharlas del todo. Te ofrecemos unos consejos que te pueden ayudar a disfrutar mejor del merecido descanso:
Estás tomando el sol en la playa y pensando en dónde irás a comer mañana. Te encuentras en la montaña pero acordándote de ese informe que quedó por acabar… ¿el resultado? en realidad no estás ni aquí ni ahora, te estás perdiendo tus propias vacaciones!
Continuamente nuestra mente nos envía a lugares distintos del que nos encontramos, y con este ir y venir nos perdemos el único momento que tenemos, el presente, y con él, todo lo que estamos viviendo ahora.
No podemos estar en ningún otro lugar que aquí, ni en ningún otro momento que ahora! Desconecta el piloto automático que llevas en el día a día y pon atención en lo que hay aquí y ahora: degusta, huele, siente, observa, experimenta… ponle conciencia y atención a lo que estás viviendo: ¿qué ves? ¿qué oyes? ¿cómo te sientes? Conéctate a tu experiencia en cada momento para poder amplificarla y vivirla plenamente.
No lleves la cuenta de los días de vacaciones que aún quedan ni de los que ya «has gastado».
Hacerlo sólo te alejará de estar aquí y ahora y creará una sensación de pérdida a medida que vayan avanzando. Simplemente vive cada día, te queden 20 o solamente uno!
No importa si estás haciendo el viaje de tu vida o si este verano te quedas en casa, la felicidad puede encontrarse en una playa caribeña… y también en una taza de café!
Pon atención a esas pequeñas cosas que normalmente te pasan por alto por estar ocupado en temas «más importantes». Estos detalles te ayudarán a apreciar mejor el momento y te recordarán que muchos grandes placeres se esconden en lo más simple y cotidiano.
Si estás tomando una caipiriña en una hamaca pero también estás pendiente de encontrar wifi para enviar un email a un cliente… no te engañes, en realidad no estás de vacaciones.
Si eliges seguir trabajando cuando te toca descansar, pregúntate qué es lo que no te permite desconectar del todo. Puede ser síntoma de que tienes dificultades para confrontar (si la empresa o tus superiores te exigen demasiado), te estés dejando llevar por algún miedo, no sepas ponerte límites (por una alta autoexigencia) no te estés valorando lo suficiente a tí misma o a tu trabajo, o estés confundiendo la responsabilidad con una exigencia poco sana.
En cualquiera de estos casos, sería recomendable revisar qué creencias o patrones se esconden bajo estas conductas. Un periodo de desconexión total es absolutamente necesario y también constituye una muestra de respeto y de cuidado hacia ti misma.
Si involuntariamente te asaltan pensamientos sobre temas laborales mientras estás descansando:
1. no te enfades cuando aparezcan (cuanto más luches más tardarán en irse)
2. no te apegues a ellos, réstales importancia
3. obsérvalos sin juzgarlos
4. respíralos, imagina que se vacían con cada expiración y déjalos pasar
5. céntrate en lo que estés haciendo en ese momento.
Con las prisas del día a día resulta complicado poner atención en uno mismo, pero en vacaciones es un momento perfecto para estar más en contacto con nuestro interior. De vez en cuando pregúntate: ¿cómo me siento? ¿qué me apetece? ¿qué necesito? y actúa en consecuencia.
Y cuando acaben tus vacaciones, llevar estas actitudes a tu día a día también te ayudará a vivir de una manera más consciente y serena en tu «vuelta al cole». También te puede ir bien leer este post que publicamos el pasado septiembre.
Nosotros vamos ahora mismo a aplicar todos estos consejos para volver con energías renovadas!
Te deseamos que pases unas buenas vacaciones 🙂