En este artículo repasamos 10 mitos del amor en la pareja, en este otro profundizamos en el primero de ellos, «me tiene que hacer feliz», y en este de aquí, en el dañino «sin ti no soy nada»
Hoy revisamos el famoso «hasta que la muerte nos separe» (o «te quiero para siempre»): ¡Cuántas personas infelices, cuántas relaciones desgraciadas ha causado la mala interpretación de esta frase! El gran problema es que existe la creencia de que esta afirmación está sujeta al verdadero compromiso en la pareja: «si te prometo amor eterno, te demuestro que mi compromiso es real, verdadero, que te quiero de verdad«. Cuando eso sucede, se pasa por alto el compromiso más importante de todos: el que tenemos con nosotrxs mismxs y con nuestra propia felicidad y bienestar.
El «te quiero para siempre» en realidad vendría a decir lo siguiente: «yo me comprometo a estar contigo pase lo que pase, aunque sea infeliz, aunque me trates mal, aunque dejemos de querernos o de tener los mismos objetivos, y traicionaré mis emociones, pensamientos y sensaciones por el bien de la relación y hasta el final de mis días» En definitiva, que si hace falta seré infeliz de por vida por un juramento mal interpretado.
A lo largo de nuestra vida vamos encontrándonos con circunstancias y experiencias que nos influyen directamente, y por descontado, también lo hacen en nuestras relaciones personales.
La pareja en sí, también es una entidad viva que se desarrolla y cambia según las experiencias que vayamos teniendo, por lo que es natural que estos cambios a nivel personal queden reflejados en nuestras vivencias como pareja. La relación también evoluciona y cambia, no siempre para bien, con el paso del tiempo.
En este sentido, puede ser que varíen los objetivos, los deseos o las prioridades de cada uno o que aparezcan dificultades de comunicación, roles nocivos, terceras personas o cualquier otro de las problemáticas que pueden provocar que la relación que les unía se dañe seriamente.
Bajo la influencia del miedo a quedarnos solxs, es fácil confundir la estima hacia la otra persona con deseos de seguir en la relación. De alguna manera podemos «negarnos» a aceptar la realidad en un intento de evitar el dolor de la ruptura o por la nefasta creencia del «más vale malo conocido que bueno por conocer».
Cuando nos empeñamos en no aceptar que las cosas han cambiado y que en esta relación ya no somos felices, podemos caer en el intento neurótico de querer complacer al otro traicionándonos a nosotras mismas. Otro mal frecuente en la pareja, antes de aceptar la dolorosa realidad de que no funciona, es la de intentar que el otro cambie, que en realidad es una demostración de que no se le está aceptando como es. El fragmento de un poema de Fritz Perls, creador de la Terapia Gestalt, lo explica mejor que bien:
Falto de amor a mí misma, cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a ti, cuando intento que seas como yo quiero,
en vez de aceptarte como realmente eres
Es fácil reconocer en el otro los comportamientos negativos o que no facilitan el correcto funcionamiento de la pareja, la dificultad está en darse cuenta de las propias actitudes y asumir la parte de responsabilidad en la problemática que atraviesa la relación.
El compromiso secreto de esta frase, en realidad, es el de asegurarme de no estar sola nunca más. La inseguridad, la dependencia, el miedo a la soledad y la baja autoestima serán los resultados de dicho compromiso. Solamente puedo ofrecer amor sano si estoy bien conmigo mismo.
La interpretación de esta frase nos parece mucho más sana y real si la complementamos de la siguiente manera: Hoy te quiero para siempre, y mañana… aún no lo sé.
Aunque dicho de esta manera parece que no haya un verdadero compromiso de relación, en realidad dicho compromiso es más activo y real que nunca: ahora me comprometo contigo para siempre, porque eso es lo que siento, y además también me comprometo a estar en una actitud de atención diaria conmigo misma. O sea, un verdadero compromiso a estar atento cada día en que es lo que siento, pienso y hago, para sentirme libre y poder abandonarme al amor y a la confianza cada día de nuevo (y para siempre).
Pero no nos nos confundamos: el compromiso en una pareja, como decíamos antes, también pasa por aceptar las diferencias y defectos e intentar solucionar los problemas que van apareciendo. Si hay amor, no podemos renunciar a él por el primer conflicto más o menos grande que haya. En este artículo queremos poner de manifiesto la importancia de renovar el compromiso día a día de una manera más real y sincera, para poder estar atentas a cuándo es necesario dejar atrás una relación en la que no nos sentimos felices, y sobre todo, ser capaces de aceptarlo y de enfrentarnos a ello.
HOY TE QUIERO PARA SIEMPRE, Y MAÑANA… ¡AÚN NO LO SÉ!