En este artículo repasamos 10 mitos del amor en la pareja, y en este otro profundizamos en el que, a nuestro parecer, es el más erróneo de todos: «me tiene que hacer feliz». Hoy vamos a fijarnos en otro de estos mitos, tan destructivo como falso: «Sin ti no soy nada«:
Aunque quede bien en algunas canciones, en el mundo real esta frase es un canto a la dependencia y a la necesidad neurótica, una creencia que repite el vínculo madre-hijo que en la edad adulta necesariamente debe romperse para preservar la autonomía, la libertad y las capacidades de cada uno de los miembros de la pareja.
Lo mejor sería plantear el título de otra manera más sana: «sin ti estaré triste un tiempo pero lo superaré», «sin ti también puedo vivir pero elijo estar contigo», «soy más cosas a parte de tu pareja»… claro que estas frases no parecen tan románticas ¡y no quedan tan bien en las canciones!
Las personas con tendencia a utilizar esta expresión (o alguna similar), lo suelen hacer con la intención (consciente o no, claro) de manipular para conseguir lo que quieren, hacerse las víctimas, traspasar sus responsabilidades a su pareja o crear sentimiento de culpabilidad.
* Ilustración de John Holcroft
¿Y cuál puede ser el efecto en la persona que la recibe? lo más recomendable sería que sintiera rechazo ante semejante carga (sería lo más sano para ambos), pero muchas veces produce el efecto contrario: el de hacer que se sienta bien, importante, imprescindible, alimentando el juego neurótico «víctima-salvador/a», «débil-fuerte» o «protector-protegido». Muy raramente existe una relación de este tipo sin que ambos la estén facilitando. Sería la expresión de una pareja que confunde el amor con la dependencia, la culpabilidad, la manipulación o la dominación.
El amor inmaduro dice: te quiero porque te necesito.
El amor maduro dice: te necesito porque te quiero.Erich Fromm
El mensaje, no obstante, el mensaje «sin ti no soy nada» no siempre llega de manera tan clara y directa. Muchas veces es una actitud que no se expresa verbalmente pero que constituye la manera de funcionar con respecto al otro. Algunas de sus manifestaciones pueden ser:
Expresada de forma directa o no, el rol dependiente también puede llegar a formarse a partir del miedo a perder a la pareja o desde la creencia «real» de no valer gran cosa (que también podría ser un tipo de manipulación, pero nacería desde otro lugar). Como dice literalmente la frase, sería necesitar a la otra persona para ser «alguien«.
Como no nos cansamos nunca de repetir, somos personas completas, ¡no somos medias naranjas de nadie! El amor sólo es sano cuando nace desde la madurez, y la actitud que esta frase representa sólo puede producirse desde una profunda falta de autoestima y de madurez emocional.
Esta expresión también sería válida fuera del mundo de la pareja, si pensamos en la palabra «ti» como representación de las demás, del exterior. Habría entonces una fuerte necesidad de contar con el reconocimiento externo, con la aprobación de los demás que vendría a sustituír la que no nos damos a nosotras mismas… (pero eso es tema para otro artículo)
Cierto es que nuestras relaciones pueden darnos cosas que nosotros no tenemos, pero es algo a aprender, no a depender. Las relaciones son sanas compartiendo y no complementando, así que, poetas, cantantes o escritores, ya podeis ir buscando una alternativa a la neurótica frase “sin ti no soy nada”.
Para el/la dependiente:
1. darme cuenta de qué estoy haciendo: manipulando, haciéndome la víctima, desvalorizándome…
2. ver para qué estoy usando esta actitud: ¿para conseguir algo, para que no me abandone, llamar la atención, culpabilizar al otro, para eludir responsabilidades sobre mí mismo…?
3. Para romper el rol, para aprender a ser yo, tendré que, en primer lugar, asumir que soy una persona con valor por mí misma, que nadie puede darme el reconocimiento que yo tengo que darme. También será básico perder el miedo a estar sola, aprender a confiar en mí y trabajar mi autoestima.
Para el/la protector/a:
1. darme cuenta de si estoy fomentando la dependencia de mi pareja hacia mí.
2. ver para qué lo hago: ¿para sentirme importante, para que no me abandone, para conseguir lo que quiero…?
3. Para romper el rol, asumir que no soy salvador/a o protector/a de mi pareja, aprender a no alimentar el juego débil/fuerte y encontrar mi propio valor sin tener que sentirme necesitada.
En ambos casos, estos son puntos de inicio importantes y necesarios para iniciar un proceso de cambio. Un trabajo terapéutico adecuado será de gran ayuda para ver posibles patrones o creencias tras estas actitudes y poder trabajar para construir una relación sana tanto con una misma como con el otro.
SIN TI…¡TAMBIÉN SOY MUCHO!