Mito de pareja nº1: me tiene que hacer feliz

 

En este otro artículo  repasamos 10 mitos sobre las relaciones de pareja. Hoy queremos profundizar un poco más en el primero de ellos: «mi pareja me tiene que hacer feliz»

¿Crees que tu pareja te tiene que hacer feliz o que tienes que hacer feliz a tu pareja? ¿o quizás ambas cosas? ¡Qué buena manera de eludir la responsabilidad del propio bienestar! ¿Y cómo puede surgir el amor en un deber? .

Pero vamos por partes: en primer lugar, mi propia felicidad no puede depender de la persona con la que comparto mi vida. Esperar que tu pareja te proporcione bienestar o felicidad lleva a una continua demanda (a veces expresada directamente, a veces no) y a una relación dependiente. Esta dependencia es el origen de muchos sentimientos de inseguridad y puede llegar a hacer que te sientas incompleta sin tu pareja. No somos las medias naranjas de nadie, somos seres enteros.

Si esperas que alguien llene lo que crees que no tienes, nunca podrás desarrollar algunos de tus potenciales, de las capacidades que simplemente no conoces (y créenos, los tienes). Todos y cada uno de nosotros tenemos la capacidad de crear nuestro propio bienestar, lo que ocurre es que a veces no sabemos muy bien cómo hacerlo. Evidentemente las relaciones con los demás son una parte muy importante en nuestra felicidad, pero en ningún caso podemos delegar esa responsabilidad en otras personas.

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Si tu demanda «neurótica» es buscar gente que te haga feliz, encontrarás personas que confundirán el amar con la obligación de hacer feliz a las demás, que en el fondo es una fuerte necesidad de reconocimiento a través del uso del «amor». Y lo ponemos entre comillas porque si yo doy sólo para que tú me lo devuelvas, en realidad no hay demasiado sentimiento del bueno(lee lo que escribimos sobre esto en el artículo «El egoísmo bueno«)

Y si hago eso por la persona que amo desde el deber, por miedo a no cumplir sus expectativas, me estoy anulando a mí misma, mis necesidades y mis deseos reales.

 

* Imagen de John Holcroft

¿Cómo cambia la frase si en lugar de “mi pareja me tiene que hacer feliz” digo “mi pareja me quiere hacer feliz” (o quiero hacer feliz a mi pareja)? en el verbo querer viene implícito un acto de responsabilidad, de elección. No lo hace porque yo se lo he pedido o porque se sienta obligado a hacerlo, sino porque fluye.

Llegados a este punto, vamos a aclarar una cosa importante: es evidente que en una relación sana de pareja, es básico tanto el dar como el recibir, la diferencia está en el punto de partida: ¿estoy dando porque DEBO o porque QUIERO? ¿estoy recibiendo porque lo EXIJO o porque la otra persona me lo quiere dar? ¿mi relación fluye o se basa en demandas? ¿soy capaz de estar bien también por mí mismo?

Mi propia felicidad no está en manos de nadie, solamente está en las mías. Naturalmente hay muchos factores que influyen en ello, pero si yo estoy bien conmigo misma, podré compartir ese sentimiento con mi pareja. Sobre mi bienestar personal, entonces, se añadirá el que me proporcione compartir mi vida con la persona que yo elija



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